Francisco Gómez Hidalgo era el director de esta revista literaria en la que además de una novela inédita completa -e ilustrada-, se publicaba algunas otras cortas colaboraciones.
En este número, del 23 de febrero de 1913, que hacía el número 8 de la joven colección semanal, aparece un pequeño cuento de Ramón: "Las flores de Lis".
Apenas llega a 800 palabras.
En la contraportada se anuncia la que sería su primera novela: El ruso.
Trata el cuento del ajusticiamiento por guillotina de la reina María, de sus últimos momentos.
La acompaña en el trayecto hacia el cadalso, y puede ver uno de los últimos gestos de coquetería ante los que siempre estaba atento Ramón:
"Así entró en el coche celular dentro del que se prendió una rosa en el pelo, y rasgó su blusa haciéndose un descote en punta hasta la comisura de los senos, esa comisura en que se insinúan y que les descoge, aún conservándoles a la vez, para más enardecimiento, cerrados e imposibles. Pudo rasgar más porque la rasgadura comenzada se corre sola, pero pensó que en vez de portarse como una Friné, sería más eficaz no revelarse y tentar por la coquetería más afilada y la belleza más artificial..."
Los senos..., los senos aparecerían cuatro años después en la primera edición: Senos, el de la cubierta de Bartolozzi.
¿Serían sus senos como los de la reina ("El que tocó los senos de la reina"), esos senos "... más ricos que las deslumbradoras joyas de la corona...", esos senos que "Los enseñaba casi enteros, regiamente descotada, porque sabía que gozaban de la mayor impunidad."?
Nada nos dice sobre ese punto.
Sólo una cosa más: que nos hace un lío con eso de que "...les descoge, aún conservándoles a la vez, para más enardecimiento, cerrados e imposibles."
Les descoge...: qué manía de descolocarnos con palabras comunes!
10 julio 2010
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